Partió el muchacho de la cabaña, con el corazón roto por la pérdida de un gran amigo, con la promesa que le hizo al anciano de empezar una nueva vida en Ar y seguir con sus enseñanzas.
Sin saber dónde se situaba la ciudad, no dudó en ir hacia su antiguo y amado poblado. En su viaje recordaba la dulce mirada de su hermana, también a sus antiguos compañeros de armas y aquel frío amanecer que se clavó en su corazón como un puñal de hielo; cuando tuvo que partir de su tierra y ver morir uno a uno a sus valientes soldados.
Era mediodía y el sol abrasaba su piel. A lo lejos divisó unos jinetes galopando en sus monturas dirigiéndose hacia él. Empuñando su mandoble, lo alzó gritando: _ Soy Tal_rasha y vengo desde el sureste de Gor. Fuí Sargento del poblado Tuchuk caído en batalla y rescatado por el Maese Prelim, artesano del metal _.
Cuando los jinetes alcanzaron la posición de Tal_rahsa cercándolo en círculo, apuntaron sus lanzas hacia él ordenando que bajase del carro. Entonces uno de ellos quitándose el yelmo habló:
_ Soy Rask, capitán de Tuchuk, ¿cómo osas profanar el nombre de un gran guerrero? ¿acaso no sabes que cayó en batalla hace dos inviernos?_
_ Lo sé, Rask. Yo mismo os adiestré en el manejo de la espada cuando todavía erais muy joven para emprender batalla_
Rask perplejo al escuchar las palabras de Tal_rasha, clavó su mirada en él con ojos coléricos y respondió: _ Si en verdad sois el Sargento Tal_rasha, demostrádlo desenvainando vuestra espada y mostradme que sois quien decís ser_
_ Está bien, como queráis capitán Rask_
Los dos valientes guerreros mostraron sus espadas, haciéndolas chocar con la fuerza impetuosa que correspondía a un aguerrido soldado, esquivando los golpes, saltando con una agilidad inusual dada sus envergaduras, moviéndose como felinos; hasta que Tal_rasha dió una estocada vertical partiendo el alfanje de su adversario. _ Seguís luchando con valentía capitán, pero aún no tenéis perspectiva de ataque_ resopló Tal_rasha.
Al escuchar las palabras de Tal_rasha, Rask enmudeció y sintiendo el acero en su garganta agachó los ojos musitando: _Si ha llegado mi hora, señor... ejecutad sin temor. Mis hombres os dejarán partir, Maestro_.
Entonces Tal_rasha apartando el filo de su mandoble de la graganta de Rask, lo guardo y tomándolo del antebrazo le dijo: _ En Tuchuk el honor, la lealtad y la vida del compañero, siempre han sido más importantes que la de uno mismo. No iba a mataros; solamente quería demostraros que soy quién dije ser. No verteré vuestra sangre, pues no llevaría honor ni gloria a mi tenue vida_.
Rask alzando su mirada, extendió sus brazos estrechando entre ellos a Tal_rasha. Entonces le preguntó: _¿Hacia dónde os dirigís, señor?_
_ Voy hacia la aldea, quiero ver a mi hermana y llevármela conmigo hacia Ar_
Rask agachó su cabeza y le dijo: _ Siento informaros que no encontraréis a vuestra hermana allí, señor_
La sonrisa de Tal_rasha menguó diciendo: _ A qué os referís Rask? Decidme, ¿ha ocurrido algo en mi ausencia ? _
Rask prosiguió a relatarle a Tal_rasha los hechos acontecidos: _Señor, dijo Rask con pesadumbre en su voz, cuando recibimos la noticia de que vuestros guerreros habían sido diezmados, os dimos por muerto. Notificamos a vuestra hermana vuestro fallecimiento y preparamos unos grandes funerales, dignos de lo que merecíais. La mañana que incineramos las piras, vuestra hermana no pudo soportar el dolor; y antes de arrojarse a la pira que llevaba vuestro nombre, dijo que os había acompañado en la vida y que también lo haria en la muerte. Lo lamento, señor.
Ahora era nuestro amigo el que desfalleció ante la noticia. Eran muchas las personas queridas que había perdido. Entonces, _dijo Tal_rasha, visiblemente afectado_, no hay motivo para volver al poblado. Rask, ve y dí que me has encontrado, y que estoy bien. Cuenta lo que me sucedió y dí que me dirijo hacia Ar para cumplir una promesa. Os escribiré para que tengáis noticias mías cuando me instale, y quiero que sepáis que podéis contar con otro compañero de armas _.
Muy bien _dijo Rask_. Esperaba que volviérais conmigo, pero veo que vuestra decisión es fuerte. Así lo haré. ¿sabéis dónde queda la ciudad?_
_ No, dijo Tal_rasha.
_ Id hacia Cartius, está al sur de la ciudad. Allí os mostrarán el camino, son gente amable pero tened cuidado; también hay seres indeseables que intentarán robaros y esclavizaros. Como libre que sois al igual que yo, os deseo buen viaje y que las lunas de Gor os protejan en vuestro caminar_
_ Gracias Rask, yo también os deseo suerte, fuerza y honor, y espero que seáis un digno capitán de vuestros valerosos hombres. Buena suerte, hermano de armas. Las puertas de Tuchuk siempre estarán abiertas para ti, igual que las de mi corazón para todo mi pueblo. Gracias de nuevo y buena suerte_
Tal_rasha montó sobre el carro, partiendo en busca de su destino en La Gloriosa Ar.
"Las guerras van y vienen pero mis soldados son eternos, inmortales, hijos de los RRSS que sin dudar vierten su sangre por la gloria de Gor"
Sin saber dónde se situaba la ciudad, no dudó en ir hacia su antiguo y amado poblado. En su viaje recordaba la dulce mirada de su hermana, también a sus antiguos compañeros de armas y aquel frío amanecer que se clavó en su corazón como un puñal de hielo; cuando tuvo que partir de su tierra y ver morir uno a uno a sus valientes soldados.
Era mediodía y el sol abrasaba su piel. A lo lejos divisó unos jinetes galopando en sus monturas dirigiéndose hacia él. Empuñando su mandoble, lo alzó gritando: _ Soy Tal_rasha y vengo desde el sureste de Gor. Fuí Sargento del poblado Tuchuk caído en batalla y rescatado por el Maese Prelim, artesano del metal _.
Cuando los jinetes alcanzaron la posición de Tal_rahsa cercándolo en círculo, apuntaron sus lanzas hacia él ordenando que bajase del carro. Entonces uno de ellos quitándose el yelmo habló:
_ Soy Rask, capitán de Tuchuk, ¿cómo osas profanar el nombre de un gran guerrero? ¿acaso no sabes que cayó en batalla hace dos inviernos?_
_ Lo sé, Rask. Yo mismo os adiestré en el manejo de la espada cuando todavía erais muy joven para emprender batalla_
Rask perplejo al escuchar las palabras de Tal_rasha, clavó su mirada en él con ojos coléricos y respondió: _ Si en verdad sois el Sargento Tal_rasha, demostrádlo desenvainando vuestra espada y mostradme que sois quien decís ser_
_ Está bien, como queráis capitán Rask_
Los dos valientes guerreros mostraron sus espadas, haciéndolas chocar con la fuerza impetuosa que correspondía a un aguerrido soldado, esquivando los golpes, saltando con una agilidad inusual dada sus envergaduras, moviéndose como felinos; hasta que Tal_rasha dió una estocada vertical partiendo el alfanje de su adversario. _ Seguís luchando con valentía capitán, pero aún no tenéis perspectiva de ataque_ resopló Tal_rasha.
Al escuchar las palabras de Tal_rasha, Rask enmudeció y sintiendo el acero en su garganta agachó los ojos musitando: _Si ha llegado mi hora, señor... ejecutad sin temor. Mis hombres os dejarán partir, Maestro_.
Entonces Tal_rasha apartando el filo de su mandoble de la graganta de Rask, lo guardo y tomándolo del antebrazo le dijo: _ En Tuchuk el honor, la lealtad y la vida del compañero, siempre han sido más importantes que la de uno mismo. No iba a mataros; solamente quería demostraros que soy quién dije ser. No verteré vuestra sangre, pues no llevaría honor ni gloria a mi tenue vida_.
Rask alzando su mirada, extendió sus brazos estrechando entre ellos a Tal_rasha. Entonces le preguntó: _¿Hacia dónde os dirigís, señor?_
_ Voy hacia la aldea, quiero ver a mi hermana y llevármela conmigo hacia Ar_
Rask agachó su cabeza y le dijo: _ Siento informaros que no encontraréis a vuestra hermana allí, señor_
La sonrisa de Tal_rasha menguó diciendo: _ A qué os referís Rask? Decidme, ¿ha ocurrido algo en mi ausencia ? _
Rask prosiguió a relatarle a Tal_rasha los hechos acontecidos: _Señor, dijo Rask con pesadumbre en su voz, cuando recibimos la noticia de que vuestros guerreros habían sido diezmados, os dimos por muerto. Notificamos a vuestra hermana vuestro fallecimiento y preparamos unos grandes funerales, dignos de lo que merecíais. La mañana que incineramos las piras, vuestra hermana no pudo soportar el dolor; y antes de arrojarse a la pira que llevaba vuestro nombre, dijo que os había acompañado en la vida y que también lo haria en la muerte. Lo lamento, señor.
Ahora era nuestro amigo el que desfalleció ante la noticia. Eran muchas las personas queridas que había perdido. Entonces, _dijo Tal_rasha, visiblemente afectado_, no hay motivo para volver al poblado. Rask, ve y dí que me has encontrado, y que estoy bien. Cuenta lo que me sucedió y dí que me dirijo hacia Ar para cumplir una promesa. Os escribiré para que tengáis noticias mías cuando me instale, y quiero que sepáis que podéis contar con otro compañero de armas _.
Muy bien _dijo Rask_. Esperaba que volviérais conmigo, pero veo que vuestra decisión es fuerte. Así lo haré. ¿sabéis dónde queda la ciudad?_
_ No, dijo Tal_rasha.
_ Id hacia Cartius, está al sur de la ciudad. Allí os mostrarán el camino, son gente amable pero tened cuidado; también hay seres indeseables que intentarán robaros y esclavizaros. Como libre que sois al igual que yo, os deseo buen viaje y que las lunas de Gor os protejan en vuestro caminar_
_ Gracias Rask, yo también os deseo suerte, fuerza y honor, y espero que seáis un digno capitán de vuestros valerosos hombres. Buena suerte, hermano de armas. Las puertas de Tuchuk siempre estarán abiertas para ti, igual que las de mi corazón para todo mi pueblo. Gracias de nuevo y buena suerte_
Tal_rasha montó sobre el carro, partiendo en busca de su destino en La Gloriosa Ar.
"Las guerras van y vienen pero mis soldados son eternos, inmortales, hijos de los RRSS que sin dudar vierten su sangre por la gloria de Gor"
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